El economista y grafólogo dice que la caligrafía mejora la inteligencia emocional y la memoria.
Cuando Finlandia anunció que a partir del próximo año dejará de impartir cursos de caligrafía en sus escuelas, el mundo del conocimiento encendió las alarmas: ¿por qué el país modelo en educación desprecia la letra a mano?
La respuesta obedece al uso masivo de teclados asociado a las nuevas tecnologías, pero también tiene que ver con el tipo de letra que aprenderán los finlandeses. “La escritura que se realiza a mano con bolígrafo no termina, pues se considera muy importante para adquirir destrezas y memoria –aclaró Minna Harmanen, responsable del Instituto Nacional del país escandinavo–. Los niños tendrán que aprender los trazos de un único tipo de escritura, la letra de imprenta, y dejará de ser obligatoria la enseñanza de la caligrafía pegada o cursiva. El tiempo que se dedicaba a esta se empleará en enseñar mecanografía”
Al debate se sumó el economista y grafólogo catalán Joaquim Valls, que puso varios ejemplos para explicar por qué prácticas como sumar a mano (sin calculadora) o la clase de educación física siguen siendo necesarias para mantener en forma cerebro y cuerpo.
En los tiempos que corren, en los que Google nos proporciona cualquier dato casi al instante, ¿tiene algún sentido estudiar historia, literatura o geografía? ¿Y qué decir de los cada vez más eficaces correctores ortográficos? ¿Para qué estudiar lengua o gramática entonces?”, argumentaba el doctor Valls, de 56 años.
EL TIEMPO se reunió con él en Barcelona para conocer mejor su postura y saber en qué consiste lo que él llama la grafotransformación.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario